Matías y Lupe son un matrimonio que estuvo a punto de disolverse como consecuencia de las drogas, y nunca pensaron que necesitarían acudir a centros de rehabilitación en Zacatecas. Desde que Matías era niño afrontó situaciones muy difíciles, en el seno de un hogar conflictivo, con una madre que era víctima de violencia doméstica y un padre que brillaba por su ausencia, excepto cuando aparecía de madrugada, ebrio y con deseos de tener una buena pelea. Es por ello que, desde los 13 años, Matías empezó a consumir hachís, una droga que sustituyó por el alcohol cuando comenzó a trabajar en el mismo sitio donde conoció a Lupe. Un día, en plena jornada, unos compañeros le ofrecieron probar la cocaína, y la situación persistió hasta que empezó reunirse con comerciantes de sustancias ilícitas, que le exigieron dinero por su consumo.
De este modo, Matías empezó a transitar el camino a su infierno personal, donde pasaría varios años antes de hallar una salida. Ni siquiera el romance que entabló con Lupe, una joven dulce y amable, logró hacerlo salir de la dependencia en la que estaba sumergido, y ella se quedó a su lado solo porque creía que, de uno u otro modo, podría cambiarlo, que algún día recapacitaría. Incluso llegó a tratar de convencerse, en medio de su amor por él, que muchas personas tenían esos hábitos, así que, si su pareja lo hacía, no podía haber algo realmente malo en ello.
No obstante, la situación de Matías empeoró. Durante las pocas horas que estaba sobrio, Lupe lograba hacerlo entrar en razón ocasionalmente, pero, a menudo, la necesidad lo superaba y acababa por incurrir nuevamente en el vicio. Cuatro largos años pasó en medio de malas compañías, saltando de un empleo a otro y sin ver nunca materializados los proyectos que decía tener, porque todos sus pensamientos estaban con la cocaína.
Su vida cambió cuando, finalmente, ocurrió el accidente. Una noche, después de acudir a un antro con unos amigos, y encontrándose tanto ebrio como intoxicado por la droga, se subió a su motocicleta y sufrió una colisión en el camino que casi le cuesta la vida. Tras mucho tiempo hospitalizado y varios meses en rehabilitación, Matías agradece haber tenido la oportunidad de despertar un día más, pero también considera que ese acontecimiento fue el que le abrió los ojos y lo condujo a aceptar el ultimátum de su esposa y pedir ayuda a Promesas de Vida, uno de los mejores centros de rehabilitación para drogadictos en Zacatecas.
Desde el instante en que Matías y su esposa confiaron en nuestra organización, sus vidas dieron un giro positivo, y hoy no solo son personas estables y con un negocio que apunta al éxito, sino que también tienen un hijo hermoso al que desean inculcarles los valores que han aprendido de esta experiencia, y gracias a Promesas de Vida.
Si ustedes están enfrentando una situación similar, confíen en nosotros, porque somos una de las más destacadas clínicas de rehabilitación en Aguascalientes. Para solicitar más información, comuníquense con nosotros a través de nuestro sitio web.